Gracias por dejarme ser en la libertad de mis elecciones
y por respetar esos tiempos tan míos que solo yo entiendo.
Gracias por crecer a mi lado y no romper mi ritmo,
por esperar cuando debías y acelerar cuando creías oportuno.
Gracias por comprender mis pausas,
mis idas y venidas,
por no querer ordenar ese caos que tengo en la cabeza,
pero que para mí tiene tanto sentido.
Gracias por ser conmigo, siempre.